Creo que nunca nombre a Isaura en este blog, cosa extraña porque la vivo puteando en Facebook o Twitter.
En fin, Isaura es la empleada que viene todos los días a cuidar a la madre de mi padre (si, si, eso vendría a ser mi abuela). En realidad su nombre no es Isaura, claro, no se lo cambié para proteger su identidad, en realidad el motivo del sobrenombre es mucho más sencillo: yo soy una mala persona y le digo así por el título aquel de la novela: "La esclava Isaura".
Ya se que no es una esclava, pero bueno, déjeme ser feliz. Es más, la tengo en el celular como Isaura. Peor aún, alguna vez le dije Isaura, pero por suerte nunca se dio cuenta de que era a ella a quien llamaba.
El trabajo de Isaura consiste en aguantar a mi abuela, llevarle la comida (no cocinar, solo llevarla hasta la mesa), vigilar que no esconda los platos en el ropero, acompañarla a algunos lugares, sacarla a caminar, vigilar que no se reviente de un golpe o se escape de la casa y un par de boludeces más. Isaura es incapaz por default.
Hoy por ejemplo, lleva un par de horas tratando de que mi abuela no se acueste a dormir. Se trata de evitar esto porque si no la vieja pasa todo el día durmiendo y durante toda la madrugada anda dando vueltas por la casa, sacando cosas, escondiéndolas en lugares increíbles, escapándose y sobre todo, no dejando dormir a nadie.
Hace un rato, vino muy enojada a decirme lo siguiente:
- "Andá a hacer que tu abuela se levante, porque después tu padre se la agarra de nuevo conmigo como el otro día por los bolsos de tu tía."
El incidente(?) de los bolsos de mi tía fue que la vieja se puso a revolver el equipaje de mi tía que había venido desde Buenos Aires un par de días. Por este tema, mi padre se atrevió a llamarme para putearme cuando Isaura le contó, hasta que yo le dejé muy en claro a mi viejo que vigilar a la vieja es para lo que le está pagando un sueldo a Isaura y no a mi, así que si ella no puede hacerlo, que la raje si quiere pero que no me hinche las pelotas a mi.
Cabe aclarar que (como se habrán dado cuenta), no tengo relación alguna con mi abuela desde hace varios años antes de que viniera a vivir con nosotros. Historia larga, que no vale la pena contar ahora.
Cuando se dan situaciones como está, mi mente se debate entre una de las siguientes opciones:
- Matar a Isaura.
- Llamar a mi padre para que se haga cargo de putear a Isaura o de la vieja.
- Matar a Isaura de una forma lenta y dolorosa.
- Explicarle que es SU trabajo hacerse cargo de la vieja, no el mio.
- Darle indicaciones para que lo solucione de forma rápida, sencilla y sin heridos, sin dejar lo que estoy haciendo.
- Golpearla hasta que se le mueva el coagulo que le impide hacer algo bien.
Otro problema con Isaura es que tiene un carácter de mierda y se enoja con una facilidad sorprendente. La cantidad de veces que ha renunciado porque se le dice algo que no es más que un apunte sobre como tiene que resolver ciertas situaciones o se la pone en su lugar, son simplemente incontables. Claro, al otro día se le pasa. una de esas veces su renuncia duró 10 minutos. Se fue de casa al grito de "renuncio, no vengo más". A los dos minutos yo salí para ir a comprar algunas cosas y ella estaba en la puerta de mi casa. Cuando volví ya estaba trabajando de nuevo.
Por esto, a pesar de que para mi la quinta opción sería la mejor (dije la mejor, mis preferidas serían la 1, 3 y 6), eso generalmente implica una renuncia de Isaura y si bien siempre vuelve, no queremos arriesgarnos a que un día no vuelva más. No porque sea buena en su trabajo, claro, si no porque sería una complicación al pedo que se vaya y haya que buscar un reemplazo. Mal o bien, Isaura es de confianza y no somos partidarios de contratar a cualquier desconocida.
Además de todo esto, uno escucha hablar a Isaura y cree que está hablando con la mismísima reina de Inglaterra por como describe su vida. Es atrevida, calentona, chusma, resongona, se toma atribuciones que no le corresponden y se piensa que viene a hacernos un favor en vez de venir a hacer un trabajo por el cual se le paga. Igual cada tanto me cuida al enano, así que por ahí zafa.
Cuando Isaura no viene se siente como que falta algo, después me doy cuenta de que lo que falta son las salpicaduras de café por toda la cocina...