No es bueno vivir de recuerdos, pero es tan lindo tenerlos ahí, a mano, para poder derepente traerlos con uno y encontrar cierta paz en momentos donde parece que todo es un caos.
Las personas van y vienen en nuestras vidas, pero nos dejan llenos de momentos únicos que nos llenan de felicidad con solo recordarlos por algunos momentos. Algunas de esas personas dejan huellas tan grandes y tan importantes en nuestras vidas, que nos acompañan para siempre, por más distancia o tiempo que haya entre nosotros y ellos.
Sandra por ejemplo, una amiga que vive en México desde hace varios años (tantos años). Los recuerdos de esa querida amiga están llenos de risas, de libros y de música, de días de sol en la playa o noches frías de invierno al lado del fuego, siempre con música y alguna copa en la mano. Horas incontables cantando mientras ella tocaba la guitarra, tratando de ayudarla a escribir algo, hablando de cualquier cosa. Si pienso en ella lo primero que viene a mi mente son las mañanas que nos sentábamos a desayunar en el jardín de su casa mientras escuchábamos algún disco de Charly García o de Sabina, con el sol y descalzas. O las risas fuertes en el auto mientras íbamos a comprar algunas cosas y era (pensábamos que era), la última noche juntas.
Sandra para mi es eso, risas, café, mates, cigarros, libros, cerveza, sol, fuego y música, mucha música. Ella tiene eso de ser tan distraída (mucho más que yo), que da una mezcla entre gracia, inocencia y ternura. Siempre la palabra justa en el momento que más la necesitaba, la capacidad de escuchar, entender y ayudar sin jamás juzgar a nadie, siempre mirando el lado más lindo de las personas. Sandra es la tierra que necesitamos cerca para saber que seguimos estando en este mundo y que no perdimos la poca cordura que nos queda.
Tierra... Tierra llena de música...
Para mi las personas son eso: sonidos, colores, olores, gustos, texturas, sensaciones y tanto más. Me es imposible no asociar a una persona con alguna de esas cosas, ni quisiera no hacerlo, claro.
A veces lo pienso y me doy cuenta de que las personas que han dejado huellas más grandes en mi vida están irremediablemente asociadas a las risas y a la música. En todos hay al menos una canción.
Sandra es eso... Es Charly y es Sabina...
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