Just breath...

Respiraste profundamente cerrando tus ojos para poder sentir ese tibio viento soplando en tu cara, jugando con tu pelo como lo hacía ella, tanto que por un instante creíste sentir su mano. Abrís tus ojos esperando encontrarla pero solo está el sol obligándote a bajar la vista y te das cuenta al mirar la calle que estás tan cerca del cielo.

Trataste de sobrevivir a su ausencia pero el vacío que dejó se te fue clavando como un frío puñal hasta hacerte sentir el metal atravesando tu corazón. Nunca habías dormido sin ella hasta aquella noche, tal vez fue por eso que no haz podido volver a tocar tu cama que aún conserva el perfume de su piel.

No conseguís encontrar una forma de seguir adelante sin ella. Te culpas porque tu egoísmo no te permitió amarla como se merecía y no estabas cuando mas te necesitaba. La culpás aunque no sabés bien por que, quizá sea por haberte amado tanto y esperarte y soportar no ser tan importante en tu vida o por la paz que te daba su sonrisa.

Los recuerdos comienzan a azotarte sin piedad y con fuerza, cada vez más duros, pero te mantenés firme soportando los golpes.

El dolor te obliga a cerrar los ojos y recordás sus grandes ojos grises mirándote desde la puerta cuando te ibas. Otro golpe y ella esta ahí apoyando su cabeza en tu hombro, jugando con tu pelo. El dolor es cada vez mas fuerte y escuchás su risa contagiándote y empiezás a reír, pero algo más fuerte te calla y te odias al recordar las veces que la hiciste llorar.

Sin darte cuenta estás en aquella mañana cuando te dijo que iban a tener un hijo y te enfureciste y se fue llorando y ese accidente que los mató a los dos, que la arrancó de tu lado. Es entonces cuando no resistís mas y abrís los brazos y saltás, no pensás que caes, simplemente volás y de repente tu cuerpo ya no es nada y todo ese dolor que te mató junto con ella hace algunos días… desaparece.