Hace algún tiempo tras un accidente con un vaso de Coca Cola sobre el teclado que usábamos, algunas letras se pegaron y no quedó otra que cambiarlo. El teclado nuevo es muy duro, hay que agarrar a piñas algunas teclas para que larguen la letra y mi novio y yo lo odiamos.
Se ve que de tanto repetir como odiábamos este teclado alguien se apiado de nosotros.
Hoy, meses después de ese trágico accidente mientras estaba moviendo algunas cosas viejas, mi novio encontró el viejo y querido tecladito muerto y se sorprendió porque pensó que lo había tirado. Cuando estaba por deshacerse de el se me ocurrió que tal vez en estos meses se hubiera secado/despegado/etc y decidí probarlo. Ahora funciona perfecto, se arregló solito, se ve que solo necesitaba tiempo para descansar.
Y yo soy feliz, con este teclado blandito, ágil y sin trancaderas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario